jueves, 16 de septiembre de 2010

Capitulo 2: Mi primera Noche.

Veía todo con ojos de vampiro, la maravilla del mundo con esos ojos era extremadamente hermosa. No hay palabra para eso pero tampoco hay palabras para describir el dolor de aquella visión. Era hermoso, eso si, pero a la ves era sufrir por dentro al saber que ya no veras las cosas como son como lo eran. Ver aquellos amaneceres que tanto uno ama cuando es “humano”. Las flores del color radiante que derraman al iluminarse con los primeros rayos del sol cuando aparece en el horizonte. Nada de eso podría volver a verse o disfrutarse ni tampoco volver a ver el mar o el océano del color azul perla, ahora todo eso es negro apagado… Muerto. Esa noche fue hermosamente dolorosa. De la nada aparece Louis con una sonrisa en su rostro que al ver mi cara de sufrimiento eterno, luego de acariciar una pobre rosa marchita, se amplio mucho más. Con eso me di cuenta que “mi querido amigo” Louis disfrutaba del sufrimiento ajeno.
Con una voz algo alegre y llena de entusiasmo me dijo…
Ven. Quiero ver tu gusto en ataúdes.
¡¿Qué?¡ ¡¡¿En ataúdes?!!
Si, debes conseguir uno si no quieres ser hombre “frito” cuando amanezca.
Vale. (Aclaración: en ese momento no tenía idea de que no me “freiría” al sol)
Eso lo dije algo aterrado pero no puedo hacerle nada no quería morir en ese momento, supongo. Me conseguí uno bastante bueno con la madera negra laminada y sus mangas laterales bañadas en oro puro. Las Maderas laterales estaban talladas con unos símbolos muy típicos de la época. Muy curvos y delicados para ser más exactos. El de Louis era un cacho de madera tirado en un sótano. Cuando vio que bajaba con el mío casi se muerde de la envidia. Me grito bastante me dijo que no tenía que llamar tanto la atención que no podía ser cosas como esas y muchas cosas más que recuerdo pero da “fiaca” repetirlas luego de un par de años. Luego de que terminara le dije en vos calmada y llena de orgullo “mentiras, mentiras mi querido amigo” con eso fue suficiente como para dejarlo con la bronca que de seguro de debió guardar porque tenía razón.
Estar dentro de aquel ataúd era aterrador. Daba la impresión de no respirar pero eso era lo que te ayudaba a “dormirte” porque luego de parpadear unas cuantas veces ya mis sentidos no respondían y los sueños (malditos sueños) inundaron mis pensamientos trayéndome malos recuerdos sin sentido. Una viva imagen apareció de pronto enfrente de mis ojos y era el rostro de mi padre el morir. Recuerdo ese día como ningún otro, pero hace tiempo que ya no lo recordaba ni me atormentaba por eso. Su rostro pálido, enfermo… Me miraba en forma de suplica. Me miraba con esos ojos grises que cualquier otro hombre desearía tener. Esos ojos que de alguna forma podían llegar a ver las cosas más oscuras o buenas que ocultabas dentro, muy dentro de ti. Si mi padre estuviera vivo, con solo mirar a Louis a los ojos sabría perfectamente por lo que estaba pasando sin articular una sola palabra.
Me desperté de golpe dándome la cabeza contra la tapa del ataúd. Trate de abrir esa cosa lo más rápido posible, en verdad la detestaba (y aun lo sigo haciendo). Me incorpore, mire a mi alrededor, volví a mirar y de la nada me aparece Louis enfrente mío a poca distancia con cara de maniático y con la boca manchado en sangre. Perfecto. Debo admitir que si no fuera por ser vampiro me hubiera muerto de un buen paro cardiaco del susto que me pegue. Creo que hasta el más grande de mi vida.
Eres un idio… -al ver su cara de disgusto y enojo- Eres un ¿inmaduro?
Jajaja. Créeme que si no estuviera de muy buen humor, mi querido amigo, ya te hubiera arrancado la cabeza de un tirón –en su cara de dibujo una sonrisa torcida algo malévola-
Ja-ja-ja. Que divertido que eres Louis –sarcásticamente-
Si que lo soy ^^ -¿es idiota o no se acaba de dar cuenta de lo que dije?-
Claro… ¿Por qué tanta felicidad? –dije sin importarme realmente-
Porque he saboreado el mejor de los banquetes que pude dar en mi “corta” vida –dijo riendo al pronunciar corta-
Ah ¿si? Y ¿quien ah sido el desafortunado? –dije ojeando un libro que me intereso de una pequeña biblioteca que se encontraba allí-
Un niño… Un hermoso niño.
El libro que había sostenido hasta ese momento en las manos se callo al piso causando un estruendoso ruido seco. Mi cara se desfiguro, demostrando una ira interior pero al mismo tiempo dolor. El dolor llego a descomponerme, fue increíblemente poderoso. ¿Cómo pudo asesinar a un inocente niño? ¿Acaso no tenía corazón?... Pensé aquella pregunta por un segundo y me di cuenta de que mi corazón ya no late, ya no siente, ya esta muerto de alguna forma. Yo tampoco tenía corazón o lo poco que tenía pronto desaparecería como el de Louis causando que ya no sintiera pena por nada ni por nadie, ni hasta de un pobre niño inocente. Ya no sabía que pensar que hacer o decir. Solo me senté en el piso tomando mi cara entre mis manos mientras que mis codos quedaron apoyados en mis rodillas flexionadas.
¿Michael? –me dijo Louis con un todo chistoso-
Solo me limite a mirarlo y luego de dicho acto salí corriendo a una velocidad inhumana. De un momento a otro me encontraba en mitad de Londres. La gente no notaba mi pasar por su costado casi rozándoles. De un momento a otro me detuve en seco, mis ojos nunca vieron algo semejante a esto que veían con tanta profundidad y… ¿Algo más?

1 comentario:

  1. acabo de encontar tu novela :)
    esta buena! ya me tenian podrida los cullen! quiero vampiros de verdad!!!

    pasate por mi novela :)
    te estoy siguiendo

    ResponderEliminar